Enviado por: Chaile López.
Embajador de Fraternidad de la F. Santa Lola, en Cuba.
La adolescencia, importante y decisiva etapa o edad en el curso de la vida humana situada entre la niñez y la adultez. El adolescente ha dejado de ser un niño dependiente y no ha llegado aún a ser un adulto independiente: es un individuo que se orienta hacia la madurez si reúne las condiciones adecuadas para ello y aprende las tareas del desarrollo propias de su edad.
La adolescencia es una importante y decisiva etapa o edad de la vida humana situada entre la niñez y la adultez. Comienza en la pubertad, con la madurez para la reproducción, alrededor de los doce años —primero en las hembras y después en los varones— y termina su desarrollo físico, hacia los veinte años, aproximadamente. Hoy en día, sin embargo, se tiende a considerar que lo límites o fronteras de cada etapa pueden variar de acuerdo a las condiciones histórico-sociales en que se vive.
El adolescente ha dejado de ser un niño dependiente y no ha llegado aún a ser un adulto independiente: es un individuo que se orienta hacia la madurez, si reúne las condiciones adecuadas para ello.
Como consecuencia de la nueva situación social del desarrollo que se confronta a esa edad (cambios en las condiciones internas y externas), se producen en el adolescente rápidas y profundas transformaciones y aparecen nuevas formas de sentir, valorar, pensar y actuar, que afectan a todo su organismo, personalidad y conducta;
Si las condiciones ambientales y sociales que encuentran el adolescente son favorables y propiciatorias, tiende hacia la etapa final de este período con mayor organización, estabilidad y madurez.
Después de una visión general de la edad de la adolescencia de su situación en el curso de la vida y en el proceso de su desarrollo, entremos en las características fundamentales de la personalidad del adolescente, que deben ser conocidas por los padres, maestros y profesores como orientación y guía para contribuir mejor al desarrollo de esta importante edad de la vida:
Características fundamentales de la personalidad del adolescente
Encuentro del adolescente consigo mismo: el descubrimiento del yo y del desarrollo de la independencia y la autonomíaLa personalidad del niño, inmadura, dependiente de los adultos y dirigida por ellos y que no se conoce lo suficiente a sí mismo, se convierte al final de la adolescencia- si las condiciones ha sido favorables- en una personalidad más madura, independiente, autorregulada, responsable y capaz de conocerse y gobernarse a sí misma, de tomar decisiones y hacer planes de vida.
Encuentro del adolescente con su yo ideal: el que él quiere ser (proyecto de vida) Otra característica fundamental de esta edad es la elaboración de un sistema u orientación de valores que permite diseñar, preparar y elaborar un plan o proyecto e vida, establecer metas y buscar modelos que encarnen esos valores o formas de vida. Entre esos planes están la elección profesional, la elección de pareja, los ideales humanos en general. Esta característica constituye un continuum o escala que va desde el que vive al día, (ajeno a todo plan vital) hasta el que proyecta el futuro mediato o lejano, a largo plazo.
Está demostrado que este último caso es el que contribuye más al desarrollo de una personalidad sana y madura.
Encuentro de los adolescentes con los demás: apertura y trascendencia del yo al nosotrosEl enriquecimiento y ampliación del yo que abraza e incluye al nosotros es otra característica propia de esta edad. La personalidad, el yo de la niñez, principalmente egocéntrico e individualista, tiende a transformarse en la adolescencia en una personalidad madura, “nosocéntrica” o “sociocéntrica”, es decir, orientada hacia nosotros, hacia la convivencia amable y cooperativa con los demás, capaz de convivir satisfactoriamente, en el toma y da de los grupos.
La afirmación del yo o reafirmación de sí mismoOtra importante característica de esta edad es la afirmación de la propia personalidad, la tendencia de hacer valer y mantener su posición y puntos de vista, de ejercer influencia en su medio, de defender sus derechos y reforzar su individualidad original.
Esta característica, resultado de la emergencia y desarrollo del propio yo, que los adultos deben comprender, respetar, ayudar a encauzar y nunca bloquear, suele conllevar una actitud crítica, de oposición a lo convencional, a lo estatuido y a un cuestionamiento de los valores establecidos por los mayores a través de una reafirmación de la propia personalidad.
Encuentro del adolescente con la cultura y el mundo adulto: su asimilación y transformación creativaEl encuentro del adolescente con la cultura y el mundo adulto se caracteriza por dos tendencias o actividades que se contraponen y se complementan dialécticamente. De una parte está la llamada socialización del individuo, que es un proceso mediante el cual el adolescente recibe y asimila la cultura del mundo adulto (valores, normas, instituciones, etc.), es la actividad a través de la que se convierte en una hechura o criatura social, aprendiendo a vivir como los demás.
Por otra parte, este proceso debe continuar, desarrollarse y culminar —en los casos de despliegue normal— en lo que podríamos denominar la individualización de lo social, que es la negación dialéctica y superación de la socialización y que consiste en una realización de actividades y tareas transformadoras y creativas en la que se elabora lo apropiado y asimilado y el sujeto imprime su huella individual en la sociedad, aportando su contribución personal, que enriquece la cultura y el mundo adulo existente. Individualiza lo social.
La formación de la concepción del mundo y del sentido de la vida: núcleo rector de la personalidad y la conductaPor último, todo el desarrollo de la personalidad del adolescente culmina con la concepción del mundo es una formación central del nivel superior consciente, racional volitivo de la personalidad y está constituida por un sistema de puntos de vista y de las convicciones más generales y fundamentales e importantes que el sujeto elabora sobre el mundo, la sociedad, el hombre, la cultura y la propia vida individual. La concepción del mundo se va conformando a lo largo de la vida, pero alcanza su primera formulación significativa en la adolescencia y viene siendo el núcleo rector, aspecto de la personalidad que orienta la conducta del sujeto en los diversos sectores de la vida.
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