Por Chaile López (Embajador de Fraternidad en Cuba, Experto en Sexualidad).
La paidofilia o pedofilia es la inclinación sexual por parte de adultos a sentir una atracción sexual primaria hacia niños o adolescentes de sexo opuesto.
El término «pedofilia» se ha visto confundido con el término «pederastia». A pesar de que etimológicamente significan lo mismo (ya que ambas se basan en paidós: «niño» o «adolescente»), la pedofilia no se refiere al abuso sexual, sino a la mera tendencia sexual o atracción por un hombre adulto hacia un menor.
El abuso sexual infantil se refiere a todo acto sexual realizado por un adulto con un menor de edad, con o sin consentimiento del niño, de manera violenta, es decir, por medio de coerción física o psicológica o por medio de seducción.
Es un acto considerado un delito por la legislación internacional y de la mayoría de los países modernos, sin embargo no existe consenso sobre los procesamientos jurídicos de los victimarios, y existen diversas interpretaciones sobre el abuso infantil en ciertos estados que evitan un consenso universal.
Los abusos a menores de edad se pueden dar en todos los ámbitos sociales y pueden suceder tanto fuera como dentro del círculo familiar (que es lo más frecuente.
Abuso sexual en el hogar
El tipo de abuso sexual que ha sido objeto de mayor estudio es el que ocurre dentro del hogar del menor (por un familiar o cuidador cercano, como el padre), debido a su ocurrencia significativa, y al trastorno que implica en la dinámica familiar.
“Mientras menos promiscuo eres, más te controlas.
Su vida, es privada: Respétalos”.
El abuso de un menor por un cuidador es un proceso que consta generalmente de varias etapas o fases:
1. Fase de seducción: en que el futuro abusador manipula la dependencia y la confianza del menor, y prepara el lugar y momento del abuso. Es en esta etapa donde el futuro abusador incita la participación del niño o adolescente por medio de regalos o juegos.
2. Fase de interacción sexual abusiva: es un proceso gradual y progresivo, que puede incluir: comportamientos exhibicionistas, caricias con intenciones eróticas, masturbación, etc.
3. Instauración del secreto: el abusador, generalmente por medio de amenazas, impone el silencio en el menor, a quien no le queda más remedio que adaptarse. En esta fase la madre o hermanos suelen ser ausentes o cómplices.
4. Fase de divulgación: esta fase puede o no llegar (muchos abusos quedan por siempre en el silencio), e implica un quiebre en el sistema familiar, hasta ahora en equilibrio. Puede ser accidental o premeditada, esta última a causa del dolor en niños pequeños o cuando llega la adolescencia del abusado.
5. Fase represiva: Generalmente, después de la divulgación, la familia busca desesperadamente un reequilibrio para mantener a cualquier precio la cohesión familiar, por lo que tiende a negar, a restarle importancia o a justificar el abuso, en un intento por seguir "como si nada hubiese sucedido".
Muchas veces son necesarios un gran número de intentos de divulgación para impedir que la familia vuelva a la fase represiva.
Consecuencias de los abusos sexuales en los niños
La principal consecuencia ocurre cuando el abuso es al interior del hogar, ya que se distorsiona en el niño la concepción sobre el afecto y el cuidado, el que pasa a ser comprendido en la mente del menor como un afecto sexualizado. Por otra parte, debido a las amenazas, se genera la sensación de culpa en el menor (sentir que fue el causante y responsable del abuso). Esto genera:
Traumatización: En que, a lo largo de la vida, el abusado puede experimentar síntomas como flashbacks (Del Inglés, recuerdos traumáticos que se imponen vívidamente en contra de la voluntad), inestabilidad emocional, trastornos del sueño, hiperactividad y alerta constante. Por otra parte, también se pueden producir aislamiento, insensibilidad afectiva (petrificación afectiva), trastornos de memoria y de la concentración, fobias, depresión y conductas autodestructivas. Son más propensos a cometer lo mismo que le hicieron.
Vida sexual traumática: Debido a que el inicio en la vida sexual del menor fue traumático, experimenta sensaciones y conductas distorsionadas en el desarrollo de su sexualidad, como agresividad sexual, conductas inadecuadas de seducción hacia otros, masturbación compulsiva, juegos sexuales, promiscuidad sexual, trastornos de la identidad sexual, prostitución, e incluso llegan a reexperimentar la situación abusiva siendo, posteriormente la pareja de un abusador.
Es sumamente importante que el adulto sobreviviente de abuso en la infancia busque ayuda, para poder procesar lo ocurrido, compartirlo y dejar de cargar el secreto. Poder quebrar el silencio (aunque lleve tiempo) y contar con el apoyo de un buen terapeuta pueden devolver la esperanza perdida.
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Dr. BERNARD, Frits (Otoño de 1987). "The Dutch Paedophile Emancipation Movement (el Movimiento holandés de pedofilia y emancipación)". Paidika: El Journal de Pedofilia (Revista de pedofilia) 1 (2) ↑ HOHMANN, Joachim S.; BERNARD, Frits (1980), en HOHMANN, Joachim S.: Pädophilie heute ("Pedofilia hoy") (en alemán). Frankfurt/Main, Alemania: Foerster Verlag, 65. ISBN 3-922257-10-0.
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