Febrero, mes del amor y la amistad. La Fundación Santa Lola se lo dedica al "Amor y la Obsesión: confusiones de la adolescencia y la juventud", a través de un artículo sobre los sentimientos.
Por Marilys Suárez Moreno: La Habana, Cuba: Bondad, delicadeza, honestidad, humildad, nobleza son cualidades hermosas que enriquecen nuestra vida. Y son los padres, en primer lugar los que tienen que inculcar el afán de ser buenos y humanitarios. La irritación y la grosería en el trato familiar, la falta de respeto, los castigos injustos, influyen negativamente en el desarrollo moral de los y las infantes, aunque suele ocurrir que el exceso de mimo, la satisfacción de todos los caprichos por parte de los adultos cultive el egoísmo.
No son pocos los padres que piensan que mientras la niña o el niño sean pequeños su única tarea es mimarlo. Esperan comenzar a educarlos cuando crezcan y vayan a la escuela. ¿Cuál será el resultado? Dentro de unos años empezaran a quejarse de que el hijo o hija no corresponde como es debido a su cariño y desvelos, les causan disgustos y son irrespetuosos y groseros en el trato con los mayores
Los buenos sentimientos hay que inculcarlos en todas las edades, según los rasgos individuales de cada infante. No se puede hacer que este sea bueno sólo regañándolo, es preciso que sienta la necesidad de hacer el bien.
Un trabajo útil, una respuesta cortés, la ayuda a un anciano, a una embarazada, compartir un dulce, una merienda con otro niño o niña, son acciones que contribuyen a que los pequeños experimenten alegría y satisfacción por su buena conducta.
Y sobre todo, hay que tener en cuenta que la bondad está relacionada con otros aspectos del carácter y de la conciencia: el sentido del colectivismo, el amor a la patria, la intransigencia con todo lo malo, los principios solidarios, la conciencia del deber ante la sociedad.
Por Marilys Suárez Moreno: La Habana, Cuba: Bondad, delicadeza, honestidad, humildad, nobleza son cualidades hermosas que enriquecen nuestra vida. Y son los padres, en primer lugar los que tienen que inculcar el afán de ser buenos y humanitarios. La irritación y la grosería en el trato familiar, la falta de respeto, los castigos injustos, influyen negativamente en el desarrollo moral de los y las infantes, aunque suele ocurrir que el exceso de mimo, la satisfacción de todos los caprichos por parte de los adultos cultive el egoísmo.No son pocos los padres que piensan que mientras la niña o el niño sean pequeños su única tarea es mimarlo. Esperan comenzar a educarlos cuando crezcan y vayan a la escuela. ¿Cuál será el resultado? Dentro de unos años empezaran a quejarse de que el hijo o hija no corresponde como es debido a su cariño y desvelos, les causan disgustos y son irrespetuosos y groseros en el trato con los mayores
Los buenos sentimientos hay que inculcarlos en todas las edades, según los rasgos individuales de cada infante. No se puede hacer que este sea bueno sólo regañándolo, es preciso que sienta la necesidad de hacer el bien.
Un trabajo útil, una respuesta cortés, la ayuda a un anciano, a una embarazada, compartir un dulce, una merienda con otro niño o niña, son acciones que contribuyen a que los pequeños experimenten alegría y satisfacción por su buena conducta.
Y sobre todo, hay que tener en cuenta que la bondad está relacionada con otros aspectos del carácter y de la conciencia: el sentido del colectivismo, el amor a la patria, la intransigencia con todo lo malo, los principios solidarios, la conciencia del deber ante la sociedad.
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